Nuestro continente ha sufrido el azote de la naturaleza: ha sido victima de los vientos, las lluvias y la tierra. Centroamérica lo ha sentido, Costa Rica lo ha vivido, desde Guanacaste a Pérez Zeledón, en nuestras zonas indígenas, en nuestras montañas.
Pueblos incomunicados, personas desaparecidas y gente que lo ha perdido todo. Pero esta historia es de esperanza, de un pueblo que ha buscado como organizarse, a través de diferentes medios, para llevar alivio a los que hoy lo necesitan.
Profesionales que han donado su trabajo, otros tantos han organizado recolectas de alimentos y artículos básicos. Y rescatistas que, sabiendo a lo que van y los riesgos que corren y a los que están sometidos, igual se marchan a ayudar.
No se si alguna vez se han puesto a pensar que mientras la mayoría de nosotros huimos y corremos a buscar refugio, estas personas se adentran en la incertidumbre, de no saber si volverán, para darle otra oportunidad de vivir a muchas personas.
Si uno buscara la palabra héroe en el diccionario le debería salir un profesional de la salud, un policía, un bombero o similares y no superman o algo por el estilo. Porque son muchas de estas personas las que van más allá del deber, las que actúan con heroísmo y valentía.
Comentarios
Publicar un comentario